Hacer fotos como un profesional… sin cámara profesional

Este es un tema que aparece repetidamente en consultas que recibo y que también lo veo mucho en diferentes foros.

Es algo que se plantean muchas personas por ejemplo cuando van a celebrar algún tipo de evento: ¿hago yo mismo las fotos? ¿se lo digo a mi primo, que sabe de fotografía? ¿o contrato a un fotógrafo profesional?

 

Fotógrafo aficionado vs fotógrafo profesional

Vamos a intentar dar una visión global, desmitificando de paso algunas ideas sobre el equipo fotográfico y las diferencias básicas entre un fotógrafo aficionado y un fotógrafo profesional.

Por cierto, a veces es difícil buscar entre cientos de fotógrafos para ver cuál de ellos está especializado en el servicio o en el tipo de fotografía que necesitamos. En esos casos, si no sabes por donde empezar o cuál elegir puedes recurrir a una agencia, por ejemplo a la agencia de fotografía BLUPARADISE, que se encargan de buscarte al fotógrafo profesional más adecuado.

 

Algunas ideas que habría que desmitificar

… o al menos matizar.

Mejor cámara, ¿mejores fotos?

La calidad de una foto casi nunca tiene que ver con las prestaciones o el precio de la cámara.

El valor de una foto tiene que ver con la información que transmite y cómo la transmite: contenido, momento, composición, luz, color…

La parte que depende de la cámara, por ejemplo lo que solemos llamar calidad de imagen, es sólo un ingrediente.

Una cámara muy mala puede estropear la imagen y restar valor a una buena foto. Pero una cámara muy buena apenas va a añadir valor a una buena foto.

Es muchísimo más importante el conocimiento y la capacidad del fotógrafo.

Hoy en día es difícil encontrar una mala cámara, sobre todo si hablamos por ejemplo de cámaras de objetivos intercambiables o cámaras compactas de gama alta.

Sí es cierto que cada modelo tendrá sus propias limitaciones. No hay ninguna cámara perfecta, que sirva para cubrir, tal cual, todas las situaciones posibles.

Ahí entrarían los conocimientos y la capacidad del fotógrafo para utilizar técnicas fotográficas que resuelvan esa limitación.

Y en última instancia, si un fotógrafo trabaja a menudo en situaciones en las que necesita unas prestaciones concretas: buscará el equipo que mejor se adapte a esas condiciones de uso.

 

¿Necesitas una cámara ‘profesional’?

La asociación de ideas sería:

  • Los fotógrafos profesionales usan cámaras de gama profesional
  • Los fotógrafos profesionales consiguen buenas fotos
  • Por lo tanto las buenas fotos se consiguen con cámaras ‘profesionales’

Como hemos comentado, la cámara influye muy poco en el valor de una foto.

Por lo general, los fotógrafos profesionales tienen conocimientos, tienen mucha experiencia, tienen ‘tablas’ al haber trabajado en situaciones muy diferentes, y saben elegir el equipo más adecuado para cada situación.

La clave está en los conocimientos y la experiencia. No en el equipo.

Muchos fotógrafos profesionales eligen cámaras de gama profesional porque este tipo de cámaras les dan más garantías (fiabilidad por ejemplo) y un margen extra en situaciones que se salgan de lo habitual, y además facilitan su trabajo en situaciones complejas.

Es decir, es una cuestión de eficiencia y fiabilidad.

En lo que respecta a la calidad de imagen y los resultados finales, en la mayoría de los casos podrían hacer su trabajo con cámaras de gamas inferiores.

 

Cámara profesional vs cámara para aficionados

Piensa que la coletilla ‘profesional‘ no es más que un reclamo de marketing.

Una cámara de gama profesional está pensada y diseñada para facilitar el trabajo del fotógrafo en situaciones complejas, donde a veces hay que reaccionar de forma muy rápida y eficiente.

Nos vamos a centrar en las cámaras de objetivos intercambiables.

Recuerda que esto de las gamas es una clasificación totalmente artificiosa. A la hora de elegir una cámara, un modelo, hay que valorar sus características y prestaciones, y si esas características encajan con lo que necesitamos, con nuestro presupuesto, etc.

Pero si tuviéramos que resumirlo de alguna forma…

¿Qué tiene una cámara de gama profesional que no tenga una cámara de gama de entrada o gama intermedia?

  • Suele ser más robusta y resistente
    Por ejemplo suelen ser modelos sellados al menos frente a polvo y lluvia suave
  • Suele tener más botones físicos y diales
    Para dar más control al fotógrafo y permitir reacciones más rápidas
  • Suele tener doble ranura para tarjetas de memoria
    Para poder configurar una de ellas como copia de seguridad
  • Suelen incluir componentes electrónicos de última generación
    Por ejemplo el sensor, procesador, etc.
  • Suelen tener mejor compatibilidad con equipos auxiliares
    Por ejemplo para facilitar el uso de flashes externos, tethering (control directo desde un ordenador), etc.
  • Suelen incluir más opciones de configuración
    Para hacer un ajuste más fino de determinados parámetros si fuera necesario

 

Cuando una cámara sale al mercado, los modelos de gama alta incluirán probablemente un sensor tecnológicamente más moderno. Los de gama de entrada es posible que incluyan un sensor de una generación anterior.

A pesar de todo, la diferencia real en la calidad de imagen será en la mayoría de las situaciones pequeña, en muchas ocasiones incluso inapreciable.

Es decir, la diferencia de calidad de imagen no es lo que marca la diferencia.

Lo que marca la diferencia es el rango de situaciones en las que el fotógrafo va a poder usar la cámara con ciertas garantías.

 

Ejemplo práctico

Voy a intentar poner un ejemplo.

Imagina que tres fotógrafos van a cubrir un evento, una boda. Todos ellos tienen los mismos conocimientos y experiencia (como si fueran clones)

Uno de ellos lleva una cámara de gama profesional de hace 5 años.

Otro lleva una cámara de gama profesional que acaba de salir al mercado.

Y otro lleva una cámara de gama de entrada relativamente nueva.

Para que esta ‘competición’ sea más justa, vamos a suponer que todos ellos van a usar objetivos similares.

Los dos primeros tienen la tranquilidad de que su trabajo se está almacenando en doble tarjeta de memoria. El tercero está jugando con ese pequeño riesgo de que la tarjeta falle y pierda parte de la sesión.

Los dos primeros podrían trabajar probablemente en condiciones adversas: polvo, humedad, lluvia ligera… El tercero correría el riesgo de estropear la cámara en esas situaciones, así que no podría hacer ese tipo de fotos.

 

Al finalizar la sesión, los fotógrafos hacen en su ordenador el descarte y se quedan con una selección de fotos ‘muy buenas’.

Imagina que el primero ha conseguido 200 fotos buenas.

Vamos a suponer que el segundo ha conseguido alguna más: 210 fotos, por la ventaja tecnológica de su cámara (más velocidad de reacción, mejor sistema de enfoque…)

Y vamos a suponer que el tercero ha conseguido 150 fotos buenas (no es una cámara tan rápida en cuanto a manejo, el sistema de enfoque tiene un porcentaje menor de aciertos, algunas fotos tenían ruido excesivo, etc.)

Si comparamos la calidad de imagen de esas fotos seleccionadas por los tres fotógrafos: todas ellas tendrán calidad más que suficiente. Y el cliente no podría distinguir qué cámara ha hecho cada foto.

La diferencia entre cámaras es sobre todo una cuestión de eficiencia y de fiabilidad.

 

Con las cámaras de gama profesional tenemos más seguridad (minimizamos el riesgo) y tenemos más probabilidades de captar esos momentos únicos que surgen de forma espontánea durante el evento.

En situaciones en las que el fotógrafo tiene el control, por ejemplo para los retratos posados de los novios en exteriores o en estudio… ahí la cámara no va a suponer ninguna diferencia, o va a ser mínima.

Un fotógrafo profesional lógicamente elegirá una herramienta que le facilite el trabajo en todas las situaciones, no sólo en las situaciones ‘sencillas’.

Pero ten en cuenta que no todos los fotógrafos profesionales necesitan esas características extra, esa fiabilidad y redundancia.

De hecho, aunque no sea lo más habitual, hay fotógrafos profesionales que no utilizan cámaras de gama profesional.

 

La realidad de un proyecto fotográfico

En un trabajo fotográfico se buscan unos determinados resultados para el cliente.

Por ejemplo, en fotografía de bodas se busca transmitir las emociones del momento y dejar al cliente un recuerdo muy bonito de esa ocasión tan especial. Habrá retratos con posado, habrá fotos que captarán momentos irrepetibles, las fotos de los invitados, fotos en el interior de la iglesia, en exteriores, en el banquete…

En fotografía de eventos de empresa quizás se busca potenciar sobre todo una determinada imagen de marca.

En fotografía publicitaria dependerá de la campaña y la idea que se quiere transmitir: marca, producto, sensaciones, etc.

Ninguno de esos casos se puede plantear como algo improvisado.

Hay un trabajo de planificación muy importante: elegir localizaciones, en algunos casos elegir el momento más adecuado (fecha, hora…), adaptarte a las localizaciones que no puedes elegir (iglesia, salón de actos, etc.), elegir el equipo necesario: cámaras, objetivos, iluminación…

Los conocimientos del fotógrafo son muy importantes.

Y es muy importante la experiencia.

En muchos casos es necesario un trabajo en equipo: varios fotógrafos (para tener cubiertas más situaciones y momentos especiales durante el evento), alguien que se encarga de la iluminación y del equipo auxiliar, alguien que se encarga de la organización de las sesiones, logística, etc.

Luego todo el material de la sesión pasará por un proceso de edición, preparación para impresión o publicación online, etc. hasta conseguir el resultado final que se entregará al cliente.

Ese tipo de cosas son las que marcan también la diferencia entre un resultado ‘profesional’ y un resultado de ‘aficionado’.

 

¿Un aficionado puede hacer fotos como un fotógrafo profesional?

Con todo lo que hemos comentado, aunque no dejan de ser generalizaciones, ya nos podemos hacer un poco una idea.

Un aficionado con conocimientos de fotografía puede hacer fotos perfectamente válidas con una cámara que no sea de gama profesional.

En muchísimas situaciones y para muchos tipos de fotografía: la diferencia entre usar una cámara de gama de entrada, intermedia o profesional va a ser mínima.

Que un fotógrafo sea profesional o aficionado no nos dice nada sobre su capacidad artística y sus resultados.

Así que nada impide que un fotógrafo aficionado, con una cámara ‘normalita’, pueda hacer incluso mejores fotos que un fotógrafo profesional.

 

Son más importantes los conocimientos que el equipo.

Alguien con pocos conocimientos de fotografía, por muy buena que sea la cámara y el equipo, es difícil que consiga buenos resultados (por no decir imposible).

 

También hay que tener en cuenta que hay situaciones concretas en las que el equipo sí puede limitar.

Situaciones donde el fotógrafo no tiene mucho control sobre las condiciones de la escena, no hay una iluminación adecuada, se necesitan unas determinadas prestaciones…

Se me ocurre por ejemplo la fotografía de deportes en interiores, en pabellones que no tengan buena iluminación. En ese caso en concreto nos limitaría sobre todo el tipo de objetivo, pero también una cámara más ‘avanzada’ nos podría dar un margen de maniobra mayor.

 

Y hay situaciones concretas en las que la experiencia del fotógrafo es lo que va a marcar la frontera entre el éxito y el fracaso.

No hablo de conocimientos en fotografía, sino de experiencia para desenvolverse y saber manejar ciertas situaciones.

 

Aficionado vs profesional

Mi resumen sería…

Un fotógrafo aficionado hace fotografía sin ninguna presión: cuando le apetece, donde le apetece, no tiene limitaciones de tiempo…. Si una sesión es un desastre nadie le va a pedir explicaciones, ni va a suponer un mazazo a su economía, ni a su reputación como fotógrafo.

Un fotógrafo profesional hace fotografía para cumplir unos determinados requisitos acordados con su cliente. Tiene que conseguir el mejor resultado posible dadas unas circunstancias concretas, muchas veces complejas. No siempre tiene la libertad de elegir el mejor momento o el mejor lugar, y a veces no tiene nada de control sobre la escena.

Tiene que valorar en todo momento el coste-beneficio de sus proyectos.

Y sus errores pueden suponer un perjuicio importante a su cliente y a su propia carrera profesional. Por eso son muy importantes cuestiones como la eficiencia y la fiabilidad de su equipo.

 

 

¿Dejarías las fotos de tu evento en manos de un fotógrafo aficionado?

Por ejemplo las fotos de tu boda, o las fotos de la próxima campaña publicitaria de tu empresa…

En general creo que no es muy buena idea.

Hemos comentado que la realidad de un trabajo fotográfico va más allá del tipo de cámara y de los conocimientos del fotógrafo.

Hace falta planificación y experiencia (la experiencia es un factor clave desde mi punto de vista)

Con un profesional tendremos más garantías de éxito: tendremos sus conocimientos, su experiencia, utilizará el equipo más adecuado para la situación, tendrá reacciones más rápidas ante imprevistos y tendrá un flujo de trabajo más consolidado (desde la planificación hasta la edición y entrega del material final al cliente)

Podríamos decir que en estos casos el todo es más que la suma de las partes.