¿Necesito una cámara mejor para hacer mejores fotos?

Vamos a darle unas vueltas a esa idea generalizada de que para hacer mejores fotos necesito una cámara mejor. Es una forma de pensar que puede generar mucha frustración y nos puede llevar a tirar el dinero en equipo que realmente no necesitamos. 

 

Mejor cámara: mejores fotos

 

 

 

Hay una frase odiada por todos los fotógrafos del mundo: ‘claro, con esa cámara… cualquiera

Es como decir: con esa bici también gano yo el Tour de Francia. Con esos pinceles y pinturas también pinto yo La Gioconda

Creo que todos estaremos de acuerdo en que lo que importa realmente es la persona que utiliza las herramientas, no las herramientas en sí.

Por otro lado, tampoco quiero transmitir esa idea sobresimplificada de que la cámara no importa.

El equipo fotográfico importa… pero no importa tanto.

Para entender el razonamiento y los matices voy a hablar de tres conceptos: calidad de una foto, calidad de imagen y las prestaciones (de una cámara o del equipo en general).

Me parecen cuestiones interesantes, pero si no quieres leer mucho… puedes saltar al último apartado: ¿Para conseguir mejores fotos necesito una cámara mejor?

Voy a hablar todo el rato de fotografía, pero todo lo que comento es extrapolable a vídeo y a cualquier creación multimedia.

 

Calidad de una foto

Cuando decimos que una foto es buena, mediocre o mala estamos expresando en realidad una opinión personal.

El arte, una obra artística, se caracteriza por su valor.

El valor es una cualidad relativa y totalmente subjetiva, personal.

Por ejemplo, una foto con la peor composición del mundo, con las luces quemadas, desenfocada… puede tener mucho valor para mí porque en ella aparece un familiar y la foto es uno de los pocos recuerdos que conservo.

O imagina una foto histórica, muy deteriorada por el paso del tiempo, pero es la única foto que recoge un momento único e importante.

Ahora piensa en alguna fotografía muy famosa, muy valorada.

El hecho de que le guste a muchas personas y/o que sea muy valorada por el experto de turno no quiere decir que a ti o a mí nos tenga que gustar o que la valoremos de la misma forma.

Cada persona es un mundo y cada individuo percibe la realidad de una manera diferente.

La percepción cambia y evoluciona con las experiencias vividas, por ejemplo según el recorrido cultural de cada uno.

Y la percepción está modulada por la parte cognitiva del cerebro: condicionamientos, prejuicios, conocimiento adquirido, etc.

Para intentar explicarlo, vamos a imaginar una serie de experimentos mentales.

 

Experimento  1:

Imagina que se monta una exposición de fotografía de Fulanito García, un vecino aficionado a la fotografía. Pero en lugar de colocar fotos de Fulanito, se colocan fotos un poco menos conocidas de Cartier-Bresson (sin que los espectadores lo sepan, claro)

¿Cómo crees que el público valorará las fotos? ¿Reconocerán en esas fotos la obra de un ‘genio’?

¿Las valorarán como: ‘tiene mucho mérito para ser un aficionado‘?

¿O es incluso posible que no gusten esas fotos: ‘¿por qué las ha hecho en blanco y negro?‘, ‘no tienen nitidez‘, … ?

Si tuviera que apostar, yo me inclinaría más por la última opción.

 

Experimento 2:

Imagina ahora la situación contraria. Se monta una exposición con el título: Las fotos inéditas de Catier-Bresson, uno de los grandes fotógrafos de la historia, pero en realidad se colocan fotos de Fulanito García, en blanco y negro, y con un estilo similar para que sean consistentes con las expectativas generadas.

¿Cómo crees que reaccionará el público? ¿Valorarán las fotos por su contenido o estarán condicionados por sus propias expectativas?

 

Experimento 3:

Las fotos que triunfan en redes sociales, ¿crees que son fotos creadas por genios de la fotografía?

¿Crees que triunfarían en redes sociales fotos clásicas de los grandes fotógrafos de la historia?

Yo estoy bastante convencido de que la mayoría de esas fotos pasarían sin pena ni gloria…

 

Experimento 4:

Imagina que me muestran una foto de una flor. Es una flor muy pequeña, no especialmente atractiva, con un color apagado y pálido. No me dice gran cosa. La foto tiene inicialmente muy poco valor para mí (hay millones de fotos de flores más atractivas).

Días después me cuentan que para tomar esa foto, el fotógrafo tuvo que viajar durante años hasta una zona perdida del Tíbet, la única zona del mundo donde vive esa planta, y que la floración sólo tiene lugar cuando se dan unas condiciones de humedad, luz y temperatura muy concretas, quizás una o dos veces por década.

La valoración de la foto cambia radicalmente. Ahora tengo curiosidad por ver la flor de nuevo y me parece increíble la dedicación del fotógrafo… La foto tiene ahora un gran valor para mí.

 

Mi pregunta es: ¿valoramos una foto por la foto en sí, por su contenido (incluyendo los aspectos artísticos), según nuestros propios gustos y criterios? ¿O la valoramos condicionados por cuestiones ajenas a la foto en sí?

Y otra cuestión: nuestros propios gustos y criterios… ¿son realmente nuestros? ¿forman parte de nosotros o se van construyendo a partir de las experiencias y de la influencia de otros?

Piénsalo.

Es complejo, ¿verdad?

 

Ingredientes de una ‘buena foto’

A pesar de todo, podríamos decir que hay una serie de factores comunes en la forma en que todos los humanos percibimos la realidad. Y el arte como expresión o representación de esa realidad.

Cada individuo a su manera, sí. Y cada cultura a su manera.

Pero desde un punto de vista estadístico, hay una serie de patrones que nos resultan en general más atractivos a la mayoría (de los humanos) o que nos llaman más la atención.

 

¿Qué ingredientes suelen tener las fotos que resultan atractivas? ¿Qué suele incluir una foto para que sea valorada positivamente por un gran número de personas?

  • El momento
    Muchas fotos son únicas porque representan un momento, un instante, una situación realmente única, que no se va a volver a repetir nunca más.
  • El contenido
    Si el contenido es interesante, es muy probable que la foto sea interesante.
    O al menos dará al fotógrafo una materia prima muy buena.
  • La composición
    Algunos elementos de la composición tienen que ver con esos denominadores comunes que compartimos los humanos.
    Cómo percibimos la realidad y qué cosas nos resultan atractivas tiene mucho que ver con la evolución como especie.
    Pero la composición está también influenciada por la parte cultural, por condicionamientos y sesgos.
  • La luz
    Yo personalmente la incluiría dentro del apartado del contenido.
    La luz, las relaciones de luces y sombras, el color… pueden ser protagonistas por sí mismos.
  • La historia que cuenta esa imagen
    Pero aquí también hay que incluir la participación activa del espectador y su trayectoria cultural.
    Si el creador y el espectador no hablan el mismo lenguaje (conocen los mismos códigos) o no entienden el mismo contexto, la obra carecerá de significado y de valor para ese espectador en concreto.

 

Yo lo resumiría de la siguiente forma: el valor de una foto tiene que ver con su contenido (para mí la parte más importante) y con cómo se muestra ese contenido.

Si el contenido es atractivo, la foto probablemente será atractiva para muchas personas. Dentro de contenido incluyo también el momento, la luz y el color. Digamos que serían ingredientes más universales.

La composición también se basa (al menos en parte) en ciertos patrones universales que tienen que ver con la percepción visual humana.

Un buen contenido, cocinado con una buena composición, sería la receta ideal.

 

A modo de resumen:

  • Cuando hablamos de ‘calidad de una foto’ estamos hablando realmente de valor de una foto.
  • Cada persona valora cada foto de una forma totalmente subjetiva y personal.
  • Si el contenido de una foto no tiene interés y no incluye ningún ingrediente artístico: es muy probable que esa foto tenga poco valor para la mayoría de las personas.
  • Una foto con un contenido interesante y/o con ingredientes artísticos: tendrá más posibilidades de que sea mejor valorada por más personas.
  • Que una foto tenga muchos ingredientes no garantiza que guste a todo el mundo, es posible incluso que pase totalmente desapercibida.

 

 

Calidad de imagen

Calidad de imagen hace referencia a algo totalmente diferente.

Si pensamos en una foto como una representación de la realidad, la calidad de imagen la podríamos entender de alguna forma como la fidelidad de esa representación, y pueden intervenir características como:

  • Nitidez
  • Resolución
  • Rango dinámico
  • Ausencia de artefactos (ruido electrónico, grano, flares, aliasing, defectos de la película…)

 

La calidad de imagen tiene que ver con cuestiones técnicas, objetivas.

Ninguna de esas cuestiones aparecía en la lista de ingredientes del apartado anterior, los que relacionábamos con el valor de una foto.

Por decirlo de alguna forma, los aspectos técnicos son ingredientes secundarios, la guinda del pastel si lo queremos ver así.

Si imaginamos la pirámide de Keops en Egipto como representación del valor de una foto: la monumentalidad de la construcción serían los ingredientes ‘artísticos’, mientras que el recubrimiento de caliza blanca pulida que tenía originalmente esa pirámide representaría la calidad de imagen.

Sin ese recubrimiento, cuando nos acercamos, la pirámide se ve tosca, con artefactos (bloques rotos, trozos desprendidos), sin nitidez… Pero su valor sigue siendo enorme.

La calidad de imagen añade muy poco valor a una foto.

Puede restar valor si los efectos son muy perceptibles, son muy molestos o distraen (distraen o no nos dejan apreciar el contenido y la parte artística).

 

Percepción de la calidad de imagen

La percepción visual humana es muy compleja.

Por un lado tenemos las limitaciones físicas del ojo: la agudeza visual, que depende de cada persona, su edad, etc. nos hablaría un poco de la resolución, de la capacidad de percibir detalles muy pequeños.

Y por otro lado tenemos toda la parte del cerebro, donde realmente reside la visión humana, en la que intervienen los mecanismos de atención, reconocimiento e interpretación.

La gracia es que a partir de un cierto nivel de calidad vamos a percibir una imagen como ‘perfecta’.

Superado ese umbral, da igual si hacemos que la imagen tenga más resolución, da igual si aumentamos su relación señal a ruido, da igual si aumentamos el rango dinámico… No vamos a ser capaces de distinguir esas mejoras o no nos van a importar lo más mínimo.

He comentado que en la percepción intervienen muchos procesos cognitivos superiores, que van a condicionar la interpretación.

Dada una imagen concreta, la percepción va a depender de la persona, del momento, de su estado de ánimo, del contexto de la imagen (información adicional sobre el autor, el estilo…), va a depender mucho de sus sesgos…

Por ejemplo, alguien que esté obsesionado con la nitidez (en el buen sentido) estará más predispuesto a notar cualquier pequeña falta de nitidez.

Alguien que esté obsesionado con el ruido se va a fijar mucho más en el granulado…

Pero en general, los mecanismos de atención nos van a llevar al contenido de la imagen, a lo que representa.

Y el cerebro va a filtrar probablemente todos esos pequeños ‘defectos’ siempre que no sean muy evidentes y molestos.

 

El contenido (casi siempre) gana

Hay muchísimas fotos premiadas y reconocidas a nivel mundial que tienen una calidad de imagen pésima.

Sobre todo en fotoperiodismo y fotografía basada en el ‘momento’.

El valor que aporta el contenido en esas fotos es tan grande, que aunque la calidad de imagen sea pobre y reste bastante, el valor sigue siendo enorme.

Siendo prácticos, deberíamos centrarnos sobre todo en el contenido (incluyendo los ingredientes artísticos), ya que vamos a conseguir casi con toda seguridad fotos con más valor.

Sin embargo, muchas veces nos obsesionamos (yo el primero) con buscar la perfección en esas tonterías que apenas aportan valor a la foto en su conjunto: que tenga una nitidez perfecta, que no tenga ni una traza de ruido o grano…

 

 

Prestaciones del equipo fotográfico

Esto lo vamos a entender de una forma muy sencilla.

Simplemente hay que pensar que la cámara y el equipo son herramientas.

Como fotógrafos, queremos conseguir un determinado resultado artístico: contenido de interés + ingredientes artísticos + una cierta calidad de imagen.

Unas herramientas nos facilitarán ese trabajo y otras herramientas nos limitarán.

Las prestaciones del equipo son el conjunto de características y funciones que nos facilitan la tarea en determinadas situaciones. También incluyen aspectos de calidad de imagen, pero nos vamos a centrar en características que supongan un factor limitante.

 

Cámaras de propósito general

La mayoría de las cámaras de fotos actuales son herramientas de propósito general. Sus prestaciones cubren un rango enorme de situaciones.

Y la mayoría de las veces el principal factor limitante somos nosotros mismos, la persona que está detrás de la cámara.

Pero hay situaciones concretas en las que el equipo nos puede limitar.

Voy a poner unos ejemplos:

Queremos hacer fotos en la selva, en un entorno donde llueve y hay muchísima humedad. Un equipo que no esté sellado nos puede llegar a limitar o nos va a complicar la tarea. Podemos trabajar con equipo no sellado, pero nos va a limitar cuando llueva, vamos a tener que protegerlo de alguna forma, vamos a estar muy pendientes del equipo y no de la parte creativa, etc.

Queremos hacer fotos de aves en vuelo en un acantilado. Si no tenemos un teleobjetivo nos va a ser muy complicado conseguir ciertos encuadres. Las prestaciones del equipo van a ser importantes en esta situación.

Queremos hacer fotos de un evento deportivo en un pabellón. Es una situación muy compleja para el equipo por la falta de iluminación. Lo ideal sería trabajar con un teleobjetivo con gran apertura para usar velocidades de obturación altas y congelar el movimiento de los deportistas. El equipo nos puede limitar en estas situaciones.

Queremos hacer fotos a vista de pájaro de un paisaje. Si tenemos un dron podremos hacer esas tomas aéreas. Si no tenemos dron tendríamos que alquilar un servicio de avioneta o helicóptero o similar.

Queremos hacer fotografía planetaria. Necesitaremos un telescopio con unas ciertas características para obtener imágenes con una mínima calidad y detalle. Si no tenemos el equipo adecuado es imposible hacer ese tipo de fotos.

Queremos hacer fotografía submarina. Necesitaremos una cámara especial o una carcasa submarina estanca que nos permita sumergir la cámara. Si no tenemos ese equipo no podremos hacer esas fotos.

Queremos hacer vídeo en primera persona montando en bici. Podríamos hacerlo con cualquier cámara, pero puede ser un poco molesto llevar una cámara de 2kg anclada al casco… Una cámara de acción pequeña sería probablemente la opción más interesante.

 

En muchos casos las limitaciones se resuelven con equipo auxiliar, algo tan sencillo como un trípode, un filtro óptico, usar flash, iluminación extra, una carcasa submarina…

En otros muchos casos se resuelven mediante técnicas fotográficas (trucos)

Las cámaras de objetivos intercambiables además pueden ampliar su rango de trabajo mediante objetivos especializados: angulares, teleobjetivos, macro…

En última instancia, si la propia cámara se convierte en un factor limitante porque no tiene una determinada característica o funcionalidad, tendríamos que buscar otra herramienta más apropiada, otro modelo que tenga esas prestaciones concretas.

Las características que tienen que ver con ‘calidad de imagen‘ no suelen ser factores limitantes.

 

 

¿Para conseguir mejores fotos necesito una cámara mejor?

No.

Para conseguir mejores fotos necesito más conocimientos, experiencia y creatividad.

Teniendo conocimientos y experiencia voy a saber cuándo el equipo está limitando mi creatividad.

Y teniendo conocimientos voy a tener criterio suficiente para elegir el equipo más adecuado para solventar esas limitaciones: puede ser equipo auxiliar (trípode, flash, objetivo…) o puede ser una cámara que tenga la característica que necesito o que me va a hacer la vida más fácil.

Si tu cámara actual ofrece una calidad de imagen mínimamente decente (y prácticamente todas las cámaras actuales a partir de una cierta gama lo hacen, incluyendo la mayoría de los móviles) mi recomendación es que primero intentes aprender fotografía para mejorar la parte de técnica fotográfica (exposición y gestión de parámetros, entender los principios básicos de gestión de la luz) y luego todos esos aspectos que tienen que ver con la parte artística (que los podríamos englobar en lo que llamaríamos ‘composición’).

Una cámara más avanzada, más cara, de gama ‘profesional’, no va a hacer que obtengas mejores fotos, fotos con más valor artístico.

Vendría a ser como si alguien se plantea cambiar el coche por un camión para ir a comprar el pan todas las mañanas, porque el camión tiene más capacidad.

 

El camino largo y el camino corto

El camino largo es aprender fotografía y practicar, y practicar, y practicar…

Tener en mente un resultado artístico e intentar conseguir ese resultado, aplicando los conocimientos y utilizando las herramientas adecuadas.

Fallar mil veces para aprender de los errores y evolucionar.

El camino corto es…. darse cuenta lo antes posible de que no hay camino corto.

Si tienes dinero y/o tiempo, la mejor inversión es aprender.

Si te sobra el dinero y quieres comprar la ‘mejor’ cámara y el mejor equipo, adelante. Pero eso no te va a garantizar nada.

Sin conocimientos vas a hacer exactamente las mismas fotos que hacías antes, quizás con un poco más de nitidez y con un poco menos de ruido, pero el valor de las fotos será prácticamente el mismo.

 

Una cámara para disfrutar

Dicho eso…

Ya que vamos a emprender un camino largo, mejor hacerlo en buena compañía.

Aquí me voy a poner en modo fotógrafo aficionado. Un fotógrafo profesional elegirá el equipo basándose en su negocio.

Para un fotógrafo aficionado creo que la única motivación es disfrutar y aprender, aprender y disfrutar.

Mi recomendación es que intentes elegir una cámara con la que disfrutes. Que disfrutes por el simple hecho de usarla, independientemente de los resultados.

A veces no te va a apetecer salir a hacer fotos. Tu cámara tiene que ser un aliciente: no me apetece salir, pero es que veo la cámara ahí y me está diciendo que la saque a pasear… 

El mayor error (desde mi punto de vista) es elegir una cámara con las mejores prestaciones del mundo, pero que te dé una pereza enorme salir con ella. O que no te motive nada. Es como salir a hacer senderismo con unos zapatos de tacón.

Como aficionado, si tienes que elegir entre lo que te dice tu corazón y las prestaciones, haz caso a tu corazón.

Ya tendrás tiempo más adelante, cuando tengas muchos conocimientos y experiencia, de valorar si necesitas una cámara más ‘avanzada‘.

 

La pirámide del valor

Tomando la analogía de la pirámide, vamos a ver qué necesitamos para construir una foto de gran valor (coloquialmente: una buena foto).

Iríamos desde la base de la pirámide, sus cimientos, hacia arriba, aquí en la lista aparecen de arriba hacia abajo. Y para cada bloque voy a incluir un porcentaje, que refleja un poco la importancia que le daría yo a cada apartado:

 

  • Conocimientos fotográficos (técnica fotográfica): un 10%
    Serían los cimientos.
    No garantiza nada, pero nos van a permitir entender las limitaciones y cómo solventarlas, y nos van a dar los criterios necesarios para elegir el equipo más adecuado.
  • Trabajo puro y duro: un 35%
    Madrugar, patear el monte, viajar al quinto pino, estar en el lugar adecuado en el momento preciso, montar la iluminación más adecuada, paciencia para conseguir ese momento único, planificar, procesar y editar para obtener los resultados buscados…
  • Creatividad: un 25%
    Lógicamente depende mucho del tipo de fotografía, pero la creatividad es lo que va a marcar un poco la diferencia.
    El trabajo duro y los conocimientos nos pueden dar buenos resultados, pero la creatividad sería un poco la guía que nos permite canalizarlos hacia un propósito.
  • Recursos artísticos (composición, entender la luz, entender la percepción visual humana…): un 25%
    Digamos que esta parte nos va a hacer más eficientes.
    Todos tenemos creatividad y todos tenemos dotes artísticas, pero a veces no sabemos cómo expresarlas.
    Los recursos artísticos se aprenden, a modo de buenas prácticas, y se pueden aplicar incluso cuando nuestra creatividad está un poco dormida.
  • Cámara y equipo: un 5%
    Sí, para hacer fotos necesitamos una cámara, pero cualquier cámara actual cubre un rango enorme de situaciones.
    El tipo de cámara y su gama no puede ser una excusa y en general no es el factor limitante.
    Sólo en situaciones muy concretas y específicas nos puede llegar a limitar el equipo. Y darse cuenta de esto forma parte también del conocimiento (los cimientos de la pirámide)

 

Como podrás imaginar, los porcentajes son totalmente inventados, lo que quiero es dar una idea de la importancia que yo personalmente intento dar a cada apartado.

Todos los apartados, menos el del equipo fotográfico, forman parte del camino largo: aprendizaje y trabajo.

La creatividad se cultiva con el conocimiento y la experiencia. Y a veces la creatividad no es ni siquiera un factor tan importante.

Se podría aplicar perfectamente lo de que la genialidad es 1% de inspiración y 99% de transpiración.

O dicho de otra forma: la mejor cámara del mundo no va a salir a la calle a hacer fotos mientras tú estás sentado en el sofá.

Los mejores fotógrafos son los que buscan activamente la situación, están ahí cuando las cosas ocurren (y están preparados), planifican para conseguir exactamente lo que quieren transmitir… en pocas palabras: se lo curran.

Y da igual si se trata de fotógrafos profesionales o aficionados. Esas etiquetas no tienen nada que ver con los conocimientos, la creatividad, las ganas o los resultados.

 

¿Aplicaría todo esto para vídeo?

Para vídeo vale perfectamente todo el razonamiento anterior, pero…

La parte de vídeo tiene sus propios matices, o podríamos decir que hay que tener en cuenta más factores en la parte técnica.

Por ejemplo toda la parte de audio:  el sonido es tan importante como la imagen, y en muchas ocasiones es lo más importante en una producción.

Y las especificaciones técnicas de la cámara en función de las necesidades. Por poner un ejemplo tonto, si vas a publicar en 4K necesitarás como mínimo una cámara que permita grabar en 4K.

Aspectos como el sistema de enfoque automático en vídeo pueden ser importantes dependiendo de la situación (por ejemplo si nos grabamos a nosotros mismos sin ayuda o si tenemos que grabar situaciones complicadas)

Aquí tienes más información sobre criterios a la hora de elegir una cámara para vídeo.

Pero toda esa parte técnica y de prestaciones están igualmente al servicio de la parte artística y creativa.

En vídeo, como en foto, lo importante es el contenido y cómo se muestra ese contenido. y límites