Qué es un objetivo normal o estándar

A modo de resumen, un objetivo normal es aquel que genera unas imágenes que se perciben naturales: sus proporciones y relaciones de tamaños coinciden con la experiencia habitual de la visión humana.

 

Qué es un objetivo normal o estándar

 

Este capítulo forma parte de la serie sobre la perspectiva en fotografía.

 

La definición original de objetivo normal o estándar (normal lensstandard lens) se perdió probablemente en algún momento de la historia de la fotografía.

En la actualidad puedes encontrar muchas definiciones, y la verdad es que no sé cuál fue la original.

Lo que todo el mundo entiende como objetivo normal: las imágenes que proporciona se ven ‘naturales’, sus proporciones y relaciones de tamaños coinciden con la experiencia habitual de la visión humana.

 

Pero como no es una definición muy precisa, hay un montón de definiciones que tratan de concretar basándose en criterios más o menos ‘científicos’.

De las que hacen referencia a la percepción visual hay al menos dos que me parecen más interesantes y otra que encontrarás en muchos sitios (la del ángulo de visión similar a la visión humana) pero que no es correcta. Y luego hay algunas basadas en criterios geométricos, como por ejemplo la que toma como referencia la diagonal del soporte de proyección.

Vamos a ver algunas de ellas…

 

A partir de la perspectiva de la copia impresa

Según este criterio, un objetivo sería normal si al imprimir la imagen y observarla a una distancia ‘normal’ (brazo extendido), esa foto y la escena a la que corresponde son indistinguibles para el observador: en la imagen percibimos la misma relación de tamaños de los elementos de la escena que cuando contemplamos la escena con nuestros propios ojos desde la misma posición.

 

Objetivos normales / estándar: perspectiva resultante

 

Como interviene la percepción, el tamaño de la copia y lo que cada uno entiende por distancia normal de visualización (unos 30cm), hay un rango de focales equivalentes que cumplen este criterio:  históricamente el rango que va desde los 35mm hasta los 50mm, o quizás un poco más si estiramos hasta los 70mm.

Es la definición que personalmente me parece más acertada.

También me parece una explicación que encaja bien, desde el punto de vista histórico, con los orígenes de la fotografía. No sé si sería la definición original, pero me resultaría razonable.

No es una definición muy práctica o muy precisa, pero estamos hablando de percepción.

Si echas un vistazo al capítulo sobre perspectiva y percepción visual humana te podrás hacer una idea de que la visión humana es muy compleja y muy flexible.

La percepción no suele casar muy bien con definiciones rígidas, precisas y muy acotadas.

 

A partir del visor óptico de las cámaras réflex

Es una versión del criterio anterior, un poco más práctica.

La idea es que si estamos fotografiando una escena con una cámara réflex (fotograma de 35mm para tener la misma referencia) y colocamos un objetivo normal: el trozo de escena que vemos a través del visor es indistinguible de ese trozo de escena viéndolo con nuestros propios ojos desde esa misma posición (mismo punto de vista).

Hay que tener en cuenta que cada cámara puede tener un visor ligeramente diferente: cobertura, magnificación, etc.

Pero volvemos a lo mismo: se trata de percepción.

Percibimos una relación de tamaños, distancias y proporciones muy similares comparando la imagen del visor con lo que vemos en persona con nuestros propios ojos.

 

A partir del ángulo de visión

Se suele decir que un objetivo estándar es aquel que ofrece un ángulo de visión similar a la visión humana.

La cuestión es que la visión humana no tiene un ‘ángulo de visión’ que podamos definir como tal.

Ya hemos visto a lo largo de la serie sobre perspectiva en fotografía que el ángulo de visión del ojo humano es en realidad muy estrecho, sobre todo si nos quedamos con la zona realmente nítida, en la que podemos obtener detalles.

 

Percepción visual ángulo visión ojo

 

La zona de máxima agudeza visual ocupa un ángulo de unos 2 grados.

Intenta leer sin mover los ojos, por ejemplo, centra la mirada [AQUÍ], e intenta leer las palabras a izquierda o derecha, utilizando sólo la visión periférica, la región que corresponde a la proyección fuera de la fóvea…

Es imposible ir más allá de una o dos palabras, y además es muy molesto e incómodo. Tu mirada se va a mover, por mucho que intentes mantenerla en un punto de la pantalla.

La respuesta de agudeza visual del ojo tiene un punto de inflexión a unos 30 grados con respecto al eje óptico (correspondería a un ángulo de visión de unos 60 grados en horizontal) pero no es ni de lejos equiparable a lo que entenderíamos como ángulo de visión de un objetivo. En el caso del ojo, la mayor parte de ese ángulo corresponde a una imagen borrosa y sin nitidez.

La visión humana está en el cerebro, no en los ojos.

Lo que percibimos como una imagen de una escena cuando la vemos con nuestros propios ojos, es en realidad una composición, una especie de ‘panorámica’ que el cerebro construye a medida que movemos ojos y cabeza. Esos movimientos vienen determinados por los mecanismos de atención del cerebro.

No existe un ‘ángulo de visión’ o una distancia focal equivalente que sirva para modelar la visión humana.

Podemos modelar el ojo como instrumento óptico. Pero la percepción visual tiene muy poco que ver con la fisiología del ojo en lo que respecta a la ‘sensación’ de ángulo de visión.

Más importante que el ángulo de visión es la perspectiva.

La combinación del ángulo de visión impuesto por la fóvea y las distancias normales a las que vemos los objetos, hace que nuestro cerebro esté entrenado (la red neuronal encargada de la visión) con una serie de perspectivas típicas o ‘normales’.

Nuestra visión descuenta o asume como natural la distorsión por perspectiva dentro de ese rango de perspectivas normales. El escorzo de los objetos lo percibimos natural, las líneas de fuga, las proporciones de la cara, etc. hasta un cierto límite.

Un objetivo muy angular  (dependiendo de la escena, la distancia y el encuadre)  puede dar lugar a una perspectiva que se sale de esos márgenes típicos que proporciona la visión. Y eso lo percibimos como deformación por perspectiva: separación de planos, deformación hacia los bordes (caras deformadas), nariz grande y orejas pequeñas en primeros planos, etc.

En dibujo técnico se suele seguir una regla empírica que recomienda limitar a 60 grados el ángulo de visión horizontal (30 grados con respecto al centro de la escena) para reducir el riesgo de deformación por perspectiva hacia los bordes.

Eso lo podemos relacionar con los objetivos ‘normales’ (35mm hasta 50mm de focal equivalente y más allá, que podríamos considerar ya teleobjetivos) y su ángulo de visión.

 

Perspectiva - Deformación hacia los bordes

 

Por un lado, el ángulo de visión de estos objetivos sí influye en el hecho de que para conseguir un determinado encuadre tendremos que colocarnos a una cierta distancia de la escena (del sujeto principal por ejemplo).

Los objetivos normales nos ‘obligan’ a mantener una cierta distancia de separación con respecto al sujeto principal.

La distancia dependerá lógicamente del tipo de escena y del tamaño del sujeto principal (lo que queremos que aparezca en el encuadre), pero lo importante es que ese rango de distancias de separación es similar al que estamos acostumbrados con nuestros propios ojos en la mayoría de situaciones típicas del día a día.

Nosotros también tenemos distancias ‘normales’ a las que vemos las cosas que nos rodean: objetos pequeños a corta distancia, para ver objetos medianos nos separamos más, y para objetos grandes necesitamos más separación para observarlos con comodidad (o hacemos un barrido moviendo los ojos o la cabeza si no hay más remedio)

Por eso la perspectiva que generan los objetivos en ese rango de focales, en la mayoría de situaciones es una perspectiva que percibimos como ‘normal’.

Por otro lado, el hecho de que el ángulo sea relativamente estrecho hace menos probable que aparezcan en el encuadre elementos muy cercanos a la cámara (cercanos al punto de vista) y separados del centro del encuadre. Echa un vistazo al artículo sobre deformación hacia los bordes para entenderlo.

 

Resumen

La visión humana no se puede modelar con un determinado ángulo de visión.

El ojo lo podemos modelar como una cámara, pero la visión es algo muchísimo más complejo. Son mecanismos tan diferentes (la visión y la imagen proyectada por un objetivo) que no tienen correspondencia directa en lo que respecta al ángulo de visión.

Con objetivos angulares y con teleobjetivos podemos conseguir perspectivas que no podemos ‘ver’ con nuestros propios ojos.

Pero ten en cuenta que la perspectiva depende de la distancia, no del objetivo.

El tipo de objetivo hace posible o facilita encuadres a ciertas distancias que no son posibles o son muy molestas con nuestros ojos. Con un gran angular podemos acercarnos mucho a la escena y tener una visión nítida de un encuadre muy amplio. Con un teleobjetivo podemos alejarnos mucho de una escena y tener un plano cerrado con detalle.

Esas perspectivas se salen de lo que nuestro cerebro interpreta como perspectiva ‘normal’ o típica.

Percibimos que las relaciones de tamaño entre objetos y la sensación de distancias a partir de esas imágenes no concuerdan exactamente con lo que solemos percibir nosotros.

El cerebro está especialmente entrenado en reconocimiento de caras. Con las caras notamos de alguna forma cuándo la perspectiva no es ‘normal’: nariz enorme si nos acercamos mucho con la cámara o cara más aplanada si nos alejamos mucho (teleobjetivo)

Hay todo un rango de distancias focales que no generan esas discrepancias cuando las usamos para las tomas típicas, pero no por la focal.

Con un objetivo de 50mm (forzando el punto de vista) se pueden conseguir imágenes con deformación por perspectiva. En fotografía macro se utilizan objetivos con focales relativamente largas (90mm, 105mm) y podemos tener deformación por perspectiva porque las distancias son muy pequeñas.

Es decir, la focal del objetivo y el ángulo de visión del encuadre son factores secundarios que pueden determinar (forzar o limitar) las distancias entre el punto de vista y los objetos que aparecen en el encuadre.

En la inmensa mayoría de las situaciones típicas, los encuadres hechos con focales que van del 35mm hasta el 70mm (por dar una cifra), dan lugar a perspectivas que se perciben ‘normales’.

Esa sensación dependerá de las distancias entre el punto de vista y cada uno de los objetos de la escena que aparecen en el encuadre.

Entender eso es la clave.

Por eso, dependiendo del tipo de fotografía, tipo de escena, del estilo de cada uno (como fotógrafo) y de las preferencias del observador: cada persona puede tener una sensación de ‘normalidad’ diferente al contemplar una foto.

La inmensa mayoría de los observadores que no tengan ni idea de perspectiva ni de distancias focales… ni siquiera se plantearán este tipo de cuestiones.  Sólo para encuadres muy extremos notarán esa falta de ‘normalidad’.

Desde mi humilde opinión, tratar de poner la etiqueta ‘normal’ a una distancia focal concreta creo que no tiene mucho sentido.

 

A partir de la diagonal del sensor / fotograma

Es una definición muy práctica, porque depende exclusivamente de criterios geométricos y no introduce factores relacionados con la percepción visual humana.

Según esta definición, un objetivo normal es aquel cuya distancia focal coincide con la diagonal del soporte de proyección: diagonal del sensor o del fotograma de película.

Por ejemplo, para tamaños de sensor típicos:

  • Full Frame / película de 35mm: 43 mm
  • APS-C: 28 mm
  • APS-C Canon: 27 mm
  • Micro 4/3: 22 mm

 

Tradicionalmente, los objetivos de 50mm tenían una fórmula óptica muy sencilla (más fáciles de diseñar y fabricar) y han sido con diferencia los más usados como objetivos ‘normales’ en la época de la fotografía analógica y el formato de película de 35mm.

Los objetivos de 35mm también han sido tradicionalmente objetivos populares y muy comercializados.

Sin embargo, los 40mm no han sido objetivos muy populares (probablemente porque eran más difíciles de diseñar, realmente no lo sé).

A partir de las dimensiones del sensor / película (ancho, alto y diagonal) se puede jugar con la geometría del círculo de proyección y se pueden justificar como ‘normal’ las focales que están en un rango más amplio, desde los 24mm hasta los 70mm. Pero creo que es simplemente numerología. Jugando con los números se puede justificar cualquier cosa.

Por otro lado, que sea una definición práctica y precisa no quiere decir que sea una buena definición.

Ya de partida ignora la parte de percepción visual, que creo que es el factor más importante en este caso.

Así que no soy muy amigo de esta definición, aunque entiendo que es la más práctica y fácil de explicar.

Me imagino a un profesor de fotografía tratando de explicar a un alumno toda la complejidad de la perspectiva y la percepción visual humana, con sus matices y sus pequeñas aristas… Chocando día tras día porque es el típico alumno que necesita una solución simplona y sin complicaciones… El profesor finalmente se rinde: «Mira, olvida todo lo de la percepción visual… mides de aquí a aquí con una regla, y al resultado le llamas objetivo normal» … Y a correr.

 

¿Distorsiones?

En muchos lugares encontrarás información del tipo: los objetivos normales no generan distorsiones y muestran la realidad tal como es.

Creo que ese tipo de afirmaciones, aunque sean simplificaciones, generan sobre todo confusión. Ese tipo de confusión que forma parte del copia-pega y que se repite y repite… y acaba aceptándose por aburrimiento.

Los objetivos normales no son mágicos.

Generan distorsiones geométricas ópticas (barril, cojín, etc.) como cualquier otro tipo de objetivo. Es cierto que las fórmulas ópticas de muchos de estos objetivos, por ejemplo de los 50mm o de los 35mm, son relativamente sencillas y suelen compensar muy bien las aberraciones geométricas. En muchos 50mm la distorsión de barril es tan pequeña que se podría considerar despreciable.

La cuestión es que en la mayoría de los casos, cuando se habla sobre los objetivos y la distorsión se suele confundir la distorsión óptica con la deformación por perspectiva.

Ya hemos visto a lo largo de la serie sobre perspectiva que son fenómenos totalmente independientes.

La distorsión óptica es un fenómeno que tiene que ver con la no linealidad de las trayectorias de los rayos de luz al atravesar una lente. La distorsión de barril y de cojín nos habla de si las líneas rectas de la escena aparecerán perfectamente rectas en la imagen.

La deformación por perspectiva depende exclusivamente de la distancia de la cámara a cada elemento de la escena (la geometría de la proyección depende exclusivamente de la posición del punto de vista).

 

Y ahora vamos con la otra parte: [los objetivos normales] muestran la realidad tal como es.

Para entender que esta afirmación no tiene mucho sentido te recomiendo que leas el capítulo sobre perspectiva y percepción visual humana.

Pero incluso si dejamos a un lado la parte de percepción visual (interpretación de la realidad 3D a partir de imágenes 2D) y nos quedamos sólo con la parte geométrica: cualquier proyección, por ejemplo la proyección rectilínea, implica pérdida de información y ambigüedad con respecto a la realidad física.

La imagen proyectada por un objetivo normal no muestra la realidad física tridimensional de la escena tal cual. La imagen proyectada es una perspectiva, con todas las propiedades de la proyección rectilínea, incluyendo pérdida de información: tamaños de los objetos inversamente proporcionales a la distancia con respecto al punto de vista, paralelas en la escena real dejan de ser paralelas en la imagen resultante, etc.

Sólo en casos muy concretos, por ejemplo cuando fotografiamos un plano (réplica de cuadros, etc.), tendremos una imagen que representa la realidad tal cual, manteniendo todas sus proporciones (porque estamos mapeando una realidad 2D a una imagen 2D)

 

Podríamos decir que los objetivos normales, en muchas situaciones típicas, muestran una realidad que percibimos como normal o natural, porque es similar a la que percibimos con nuestros propios ojos en esas mismas situaciones.

 

¿A partir de criterios sociológicos?

Esto es sólo a modo de curiosidad. Algunas definiciones locas que he encontrado por ahí.

Hay teorías (conspirativas casi) que vendrían a decir lo siguiente:

Los objetivos de 50mm eran los más fáciles de fabricar en masa, los más baratos y los que incluían prácticamente por defecto todas las cámaras réflex de la era analógica.

Según esta teoría, toda esa masa de fotógrafos ‘pobres’ tenía la necesidad de justificar de alguna forma que el 50mm (su objetivo) era el que ofrecía esa sensación de visión ‘normal’ o estándar. Entonces esa fama del 50mm como estándar vendría como una especie de… ¿presión social?

Y una variante de la teoría es que la mayor parte de las fotos en la era analógica se hacían con un 50mm, y eso creó una especie de ‘estándar’ visual. Todo el mundo estaba acostumbrado a ver las fotos en papel (fotos familiares, etc.) con la perspectiva y el estilo visual que corresponde al uso de los 50mm.

Imagino que hay muchísimas más teorías o definiciones curiosas.

 

Conclusión sobre los objetivos normales

Teniendo en cuenta todo lo que hemos visto hasta ahora en la serie sobre perspectiva, esa sensación de normalidad que hemos comentado depende en última instancia de la percepción visual.

Si tenemos eso en cuenta: no hay una distancia focal que sea la ‘normal’ o la estándar.

Hay un rango de focales que generan ‘perspectivas’ muy similares a las que proporciona la visión humana (incluyendo la fisiología del ojo y toda la parte de interpretación del cerebro) en muchas situaciones habituales.

Cuando vemos el contenido de una foto típica hecha con un objetivo estándar tenemos la sensación de que vemos a través de los ojos del fotógrafo, de que si estuviéramos nosotros justo en ese lugar, en esa misma posición (punto de vista) percibiríamos con nuestros ojos algo muy similar a lo que vemos en la foto.

Ese rango de focales (digamos entre 30mm y 70mm por dar un rango más flexible) generarán en la mayoría de los casos imágenes con esa sensación de normalidad.

Hablo siempre de focal equivalente (relativa a la película de 35mm), de esa forma simplificamos y no hay que hacer cuentas con las medidas del sensor y su relación de aspecto.

La definición exacta… No creo que tenga mucha importancia discutir sobre cuál de ellas es la más adecuada.

Y para mí no tiene mucho sentido poner una etiqueta a una focal concreta.

Lo importante es entender el fondo de la cuestión y a qué nos referimos cuando hablamos de objetivos normales.

Yo personalmente estoy más cómodo con las definiciones que incluyen la percepción visual (y por tanto la perspectiva), pero la definición geométrica (diagonal del sensor o película) es muy fácil de recordar, perfecta para el que quiera una etiqueta cerrada,  y la del ángulo de visión, entendiendo bien a qué se refiere, nos lleva también a la perspectiva y a la percepción visual humana. Así que todas ellas son en el fondo versiones o caras de la misma moneda.

 

Siguiente capítulo de la serie: Deformación por perspectiva: el síndrome de la nariz grande

 

Más información que te puede interesar

Capítulo inicial sobre la Perspectiva en fotografía

Todos los artículos de la serie sobre perspectiva en fotografía

Objetivos para retrato, recomendaciones

Objetivos recomendados para cámaras réflex de Canon

Objetivos recomendados para cámaras réflex de Nikon

Objetivos para cámaras Olympus y Panasonic

Objetivos recomendados para cámaras Sony 

Objetivos recomendados para cámaras Fuji X